Yo la escogí a ella, ella a mi.
Los allegados renegaron, a los míos les dije que era la magia de sus ojos. Y ella por su parte a los suyos les dijo, que les dolía que ella no les hubiese tenido ni siquiera en cuenta a pesar de sus reiterados esfuerzos y que así seguiría siendo. En ese momento la ame, la ame porque no se excuso en lo evidente, no me puso a mi de intermedio, ni acudió a lo que hubiese en mi. Solo acudió a ella y lo que ella creía, mostrando su seguridad en lo que teníamos. Y mostrándose como una mujer dueña de sí.
Y es esa mujer dueña de sí, la que me atrapa. Mujer que a pesar de la distancia, en el tiempo y en el espacio, me sigue atrapando con la magia de sus ojos. No puedo decir que sea amor del que la gran mayoría habla. No, es simplemente un amor al saberla libre y al saberme libre. Es el amor a re-crearme y de lo que pueda yo aportarle, no sé mucho en comparación pero, hago lo que puedo. Algo he de tener una vez que me ha escogido a mi, para tener el trato especial,
como yo la he escogido a ella para tener el trato primordial.
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