Sembrar Distancia

Dicen que sembrar distancia llega con los detalles, se nutre de las miradas, los gestos y desdenes, se refresca bebiendo de los malos recuerdos, el rencor y la herida no sanada de un conflicto que no se resolvió con una buena plática. Al principio no solo se siente como una brisa que permite refrescar la pasión de los cuerpos, hasta necesaria para oxigenar el fuego, donde se recuerda la individualidad del ser. Pero es una trampa, solamente le han dado su primera cincelada y como una cuña de madera que jamás pudiese contra la más enorme roca ígnea que solamente venía destinada a gastarse con el millar de los años, tal vez por la erosión del aire, del agua, tal vez para ser un canto rodado que en su inteligencia universal encontrase su acomodo en el lecho de un río siendo refugio para los peces, en la tierra como refugio para un alacrán O simplemente sirviese para que al estar bajo la raíz de un árbol para que sus aguas drenasen más rápido. O simplemente expuesta en todo su esplendor, destinada por su monumentalidad, a ser fotografiada en su destino, a convertirse en granos de arena. Que en todo caso seguirá prestando función. Pero en este caso, el de la cuña, el proceso mecánico es artificial y acelera lo que llevaría años a horas. En el primer porrazo se emite un ruido agudo, que de repetirse (y se repetirá), dejará su réflex en el vacío. Luego de estar en su punto la cuña de madera le bastara empaparla en agua, que absorberá durante las siguientes horas, le hará ganar tamaño y al final acaba por fracturar la piedra hasta dividirla. Y ahora lo que sea había fundido al calor de un fuego tan intenso que era uno, solamente se reconoce como dos. Nada se ha muerto, ahora tienes dos piedras más pequeñas. También dicen que todo se ve mejor con el distanciamiento tanto temporal como físico, pero cuando has usado un microscopio sabes que todo depende del objetivo (o lente). Algunas cosas solo se conocen hasta cuando estás tan cerca, hasta que te has adentrado tanto que te sientes pertenecer a ese mundo. Es solamente ahí cuando reconoces lógicas que de otra manera se escapaban, particularidades únicas que de otra manera resultarían incomprensibles. Claro, la distancia te permite el panorama amplio para ver con claridad, pero carece del detalle. Y la distancia en el tiempo nos permite ver la transformación de las cosas o simplemente olvidarlas. Y así, la distancia que he sembrado en el principio de este relato ha ido creciendo entre anécdotas, paralelos y antologías. Al punto que ya la lectura puede resultar casona y parecer haber perdido su objetivo. Así se siente cuando la distancia ha crecido, lo que al principio solamente fue un aire refrescante, hoy nos tiene sin las fuerzas para seguir abrazados y no supimos cuando pasó, al punto que ya ni la punta de los dedos nos tocamos, alcanzó a ver todo tu cuerpo reconociéndose como un otro, pero no ya el detalle de las pupilas de tus ojos donde yo me reflejaba. Pero que es solucionar el conflicto con una buena plática Daniel Alejandro Ruiz Morales 4 de noviembre de 2021

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