LA HUMANIDAD EN BICICLETA
LA HUMANIDAD EN BICICLETA.
Hoy no se habla de
esclavitud, pensarlo es condenado por la moral, y hacerlo por el estado en
representación de una sociedad. Y es que hace muchos años ya fue abolida, pero
no más años de los que duró. Es preciso pensar que justo en ese momento la
sociedad humana mejoro. Mejoro social y moralmente. Claro fue un acto
revolucionario; y entiéndase por revolucionario todo aquello que impulsa hacia
adelante, que tiene un efecto altamente visible.
Revolución impulsada
por revoluciones anteriores, que hoy nos permite declararnos libres y viviera
en una sociedad de consumo. Por ejemplo la revolución industrial, si esa misma
que modifico no de manera total, pero si permitió a la mujer reivindicarse y emanciparse mediante
una autonomía económica. Sea porque el hombre estuviera en la guerra y tuviera
que ella buscar cómo alimentar a sus hijos. Aunque cabe recordar que estos no
eran reconocidos como tal e hicieron parte de esa primera masa de obreros hasta
que nuevas revoluciones reconocieran la infancia.
Aunque pareciera que
las revoluciones estuvieran incompletas, y fuese nuestra labor terminarlas y
dar ese último impulso. Lo digo porque a pesar de la abolición de la esclavitud
es la población afro la menos favorecida y mas asociada a la pobreza. Y ni que
decir de los infantes que aunque cuenten con una figura paterna y materna si
estos están en ese cinturón de la pobrezas es casi como tener el destino
marcado, casi como ser esclavo del destino.
Pero ya dicho que en el
s. XXI, no es ni moral, ni socialmente aceptable tal situación; y que es deber
de todos, resulta lógico que este sea el momento para generar un diagnostico y
una solución (o una nueva revolución), que nos lleve a mejorar. A mejorar como
la sociedad humana que somos. Dar las posibilidades y las herramientas para que
a estos nuevos seres tal revolución sea
inacabada y continua.
Resulta claro que se debe invertir en la infancia, en su
educación y alimentación. Es la primera infancia donde se debe invertir, y la
ganancia sería incalculable. No porque no sea cuantificable, sino porque nos
llevaría a vivir en un mundo que nos resulta utópico, que día a día
soñamos. Pero si puedo dar rasgos de los
resultados: hombres de bien; menor grado de delincuencia; nuevas ideas que no
harían avanzar a un país sino a la humanidad entera.
Esta reflexión me
invita a pensar a la sociedad humana como un infante que aprende a montar
bicicleta, en cada pedalazo revoluciona la rueda, solo con la intensión de cada
vez ir más rápido y hacia adelante. Exigiéndose
así, un ejercicio cuerpo mente, de pensamiento- práctica. Si es claro el niño
se cae, pero también se levanta, y así
es la sociedad tienen en su haber y su
debe. Nuestro compromiso apuntarle al primero. Y es mucho más claro que el niño
algún día se cansa de la cicla, a veces solo porque, quiere revolucionar las
ruedas de un auto, pero al crecer no se impide de seguir usando la cicla.
Así que el llamado que
hago es no permitir más a la infancia ser esclava de su destino, entregar las
herramientas para que sean libres y felices
y de esta manera ver en su sonrisa reflejado la recompensa del deber
realizado.
*Este articulo lo usea para el concurso de Bloggers "Habla por los mas pequeños" del Banco Iinteramèricano de Desarrollo que presento los ganadores el 15 de enero del presente año.
Comentarios
Publicar un comentario