Un poema a la ciudad
Hace algún tiempo empecé a pensar como calmar mis
ganas de pasar un momento agradable, determine debía ser con mis amig@s, en una
zona verde, con buen aire y demás. Pero no quería el típico lugar de siempre ni
san Antonio, ni el peñón. Tal vez la luna ese día está mirando de espalda, lo
importante es que a la final no encontré tal lugar. Al parecer la ciudad no
lograba ofrecerme pues o era bullicioso, o no se ve otra cosa sino letreros, o
el olor de la salsamentaría no lo invitaba a uno ingerir sino a devolver, o el
espacio estaba en algún lugar estigmatizado. Pero algo tenía seguro, no podía
ser fuera de la ciudad.
En ese momento decidí salir a recorrer la calle,
bueno si a eso se le puede llamar así, porque estaba sucia, su pavimento
deteriorado, un estrecho anden, un aviso en el medio, sin embargo apenas lo
notaba. Este día observe la ciudad diferente, seguramente la luna había
dormido. Pero cambiando de calles llegue al centro de la ciudad, donde me
resultó claro no encontraría lo que buscaba. Así que a seguir caminando. Decidí
tomar un bus.
Tome entonces una ruta al sur, y en este lugar
poco estigmatizado ---más bien resaltado--- sentí todo igual pero presentado de
una manera mas estética, los andenes igualmente cortos, no existía tal aviso
pero si un gran árbol rompiendo la unión molecular del pavimento. Bueno en últimas
que acto más lindo la madre tierra reclamando su espacio. Me pregunte
¿por qué ahora muchas ciudades no se encuentran en armonía con la naturaleza? ¿Cuál
es entonces del progreso del que se habla? acaso no debería estar relacionado
el concepto de progreso con el de calidad de vida.
Seguí caminando y entrando al oriente de la
ciudad encontré distintos espacios pero en últimas ninguno llenaba las expectativas.
Quería detener mi búsqueda, mejor me iba para un centro comercial pues en
ultimas estos reunían las características---haciendo un gran esfuerzo por no
terminar comprando nada---pensé en uno al norte de la ciudad. Para entonces la
luna empezaba a iluminar. Tal lugar con un contenido histórico parecía en
ultimas el más adecuado. Pero no terminaba de entrar cuando empecé a sentir un
lugar vacio, lleno de aire inmóvil, de vicios ajenos, de silicona a punto de
estallar en mi cara y todo lo anterior pidiendo que lo agarrar. El vacio como
espacio muerto.
Decidí ir al occidente de la ciudad donde la
vista es hermosa, el aire fresco, los pastos verdes, pero se escucha el crujir,
la agonía, los pitos, los gritos, todo el clamor de la ciudad---ironicamente el determinante de que la ciudad esta viva---. Aunque en
principio realmente no entendía lo que era, pero haciendo malabares auditivos
logre escuchar un grito de AGUACATE. Si era un señor vendiendo fruta fresca a
menor precio frente a un almacén de cadena. Aparecer esta ciudad no cuenta con
un espacio verde que te evite salir de ella, para reencontrarte con la
natura.
Hasta el último rincón está invadido de un
vendedor, de un andén regresando a ser polvo; de un olor a mariscos, pizza o
empanada; al pito de un carro o a un letrero con unos interiores rellenos al máximo
exponente. Me gustaría saber si la luna en su día 21 deja de hacerse la mega y
entiende que en algún mito bajo a darnos vida. Y si nosotros rescatamos a
nuestros ancestros y sus ciudades en armonía con el espacio poblado, en una trasformación
responsable y concienzuda.
En ultimas tomare un expresso con mis ami@s en la parte alta de mi casa, pues reconozo a las mariposas las llama las luz y l@s humanos el poder seguir viendo la luna aun con las luces de la ciudad.
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